Desde abril, todos los ojos tras el conflicto israelo-palestino se han pegado al 1 de julio. El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu había negociado la fecha en su acuerdo de coalición de gobierno con su rival Benny Gantz. El 1 de julio, como se estipula en el acuerdo, Netanyahu podría plantear el tema de la anexión de Cisjordania – un movimiento que tendría enormes repercusiones políticas mucho más allá de Oriente Medio – para votar en su Gabinete o en el Knesset, el parlamento de Israel.
Pero el martes, Netanyahu señaló que nada grande sucederá el 1 de julio. Después de reunirse con el enviado de la Casa Blanca Avi Berkowitz y el embajador de Estados Unidos en Israel David Friedman, Netanyahu dijo que «habló sobre la cuestión de la soberanía, en la que estamos trabajando estos días y continuaremos trabajando en los próximos días.» Con eso, la anticipación que había estado construyendo durante meses – o algunos podrían argumentar por más de un año, durante el cual Netanyahu prometió anexión no en una o dos, sino en tres campañas electorales – se disipó. «Los días venideros» nos lleva a un futuro indeterminado.
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FUENTE JERUSALEM POST