La pandemia del coronavirus no respeta fronteras. Los países de Oriente Medio han reaccionado de manera diferente y en momentos diferentes. Con el tiempo, sin embargo, adoptaron planes de acción similares a los de otros países. Restringieron los viajes aéreos internacionales y la circulación dentro de cada país, reforzaron los controles fronterizos y adoptaron el distanciamiento social. Dado que los datos fiables son escasos, las dimensiones de la crisis del coronavirus en el Oriente Medio todavía no están claras. Los países no conocen las verdaderas estadísticas debido a deficiencias en la recopilación de datos y dificultades para identificar a los pacientes con síntomas leves. Además, algunos Estados de la región han tratado de ocultar la gravedad de la propagación del virus, que consideran que puede perjudicar la legitimidad de sus regímenes.
Las decisiones adoptadas por los gobiernos de Oriente Medio en su lucha contra el coronavirus reflejan diferencias en las capacidades administrativas, infraestructuras médicas y preferencias políticas nacionales específicas. A corto plazo, todos los gobiernos se centran en la supervivencia de sus regímenes y de los sistemas sociales existentes. Tienen la capacidad de soportar grandes dolores y trastornos, ya que la mayoría de los regímenes no son democráticos, y su sensibilidad al sufrimiento de sus ciudadanos es limitada. La experiencia adquirida en la lucha contra la pandemia mejorará los mecanismos de organización y médicos en muchos países, en función de la capacidad de los distintos gobiernos para adaptarse y aprender.
Presumiblemente, con el final de la crisis de COVID-19, las necesidades inmediatas y a corto plazo seguirán recibiendo preferencia sobre las inversiones para el futuro a largo plazo (como la forma de prepararse para otra pandemia). Esto también es muy probable para Israel. Al final, la demanda de que un estado invierta en preparativos para cada posible desastre es poco realista.
FUENTE JERUSALEM POST