En el bien llamado “Año del Pitcheo”, cuando en 1968 siete lanzadores compilaron promedios de carreras limpias permitidas al sur de 2.00 en las Grandes Ligas, un lanzallamas derecho nativo de Omaha, Nebraska encabezó ambos circuitos mayoritarios con una alarmante efectividad de 1.12.

              Bob Gibson, de los Cardenales de San Luis, tuvo un record de 22 victorias y 9 derrotas como pieza fundamental para encaminar a su equipo a la Serie Mundial por segundo año consecutivo.
Gibson fue líder de la Liga Nacional en ponches (268), promedio de bateo de los oponentes (.184) y WHIP (0.85) y autorizó 13 de las 339 blanqueadas que se lanzaron en esa temporada.

            Lo de los 22 triunfos es algo que se entiende. Sin embargo, muchos al día de hoy se preguntan ¿cómo es posible que con esa media de carreras limpias por cada nueve entradas, Gibson perdiera 9 decisiones?
La respuesta es la siguiente:
En sus nueve reveses, el equipo de los Cardenales solamente anotó 12 carreras, bateó para .147 y fue blanqueado en tres ocasiones, incluyendo un no-hitter lanzado por Gaylord Perry, de los Gigantes de San Francisco, que terminó 1-0.

FUENTE EL NACIONAL